EL día que le llamaste papá al mister.
Cuando te dedicas al fútbol profesional hay una posibilidad entre mil millones de que tu entrenador acabe siendo tu padre. Pues hoy te contamos los casos de los jugadores a los que le ha tocado vivir semejante lotería.
Cuando eres joven y rebelde acatar órdenes puede convertirse en todo un dolor de cabeza si no tienes la suficiente sangre fría, o también podemos llamarle madurez, para entender que hay gente que en el estatus de mando y de conocimiento esta por encima de ti.
Si por el contrario estás en la parte del mando, lo difícil será entender que haya ciertos chavales que caminen un paso más allá de la línea de las normas y a los que le cueste entender que sólo hay un gallo en el corral y ese eres tú.
Estamos seguros de que si algún día ejerces el cargo de manager en un equipo, desearás estar lejos de personalidades excéntricas como la de Djalminha, Balotelli o Zlatan.
Pero en el mundo del fútbol existe un tercer caso para aquellos jugadores que por suerte o por desgracia no podrán, o no deberán bajo ningún concepto, discutir la orden de su entrenador o atreverse a discutirla en público. Estos son aquellos jugadores a los que los entrena o ha entrenado su propio padre.
Si, si tuvieses que apostar cuando empezabas a darle al balón que tu padre se acabaría convirtiendo en tu entrenador, en la mayor parte de los casos hubiésemos apostado a que no, y cruzado los dedos y rezado con todas nuestras fuerzas para que la apuesta saliese ganadora.
Aunque viéndolo desde otra perspectiva, si eso significa que eres jugador del más alto nivel bienvenido seas padre al vestuario.
“Ve a darle un beso de buenas noches al mister antes de dormir” Así serían las palabras de una madre ajena a los problemas que puede acarrear que sea tu padre el que te abronque cada entrenamiento y le salga además de una manera tan natural que parezca que lo lleve haciendo toda la vida.
Y es que aunque hay una ley no escrita en el fútbol que dice que lo que pasa en el campo se queda en el campo, es muy difícil que entre pasarme la sal y haberme pasado con el vinagre, no salte la chispa de la bomba que el jefe ha estado detonando sigilosamente durante todo el entrenamiento, y que por respeto a su persona ante tus compañeros, no has querido haber hecho estallar antes.
De la misma forma, no debe de ser fácil para un padre ver como un error suyo puede acabar condenando a su hijo en la crónica o acabar acreditándolo de “enchufado” por la masa más populista.
En el fútbol más conocido, con el que vivimos a diario, los casos más destacados en los que padre e hijo han compartido vestuario son:
Jordi Cruyf – Johann Cruyf (F.C Barcelona )
Enzo y Luca – Zidane (Real Madrid)
Paolo Maldini – Cesare Maldini (Selección Italiana y Milán)
Adrián González – Michel González ( Málaga CF)